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Nuestros ojos, el mar y las piscinas

Si en alguna actividad vemos a los niños felices y divirtiéndose es cuando juegan bañándose en el mar o en las piscinas. El agua les resulta un medio adecuado para dar rienda suelta a su imaginación y a su energía. Es conveniente, por lo tanto, saber qué efectos tiene el agua de mar o de las piscinas en la salud visual.
El baño de mar resulta muy beneficioso para nuestro organismo: ayuda a curar enfermedades de la piel, desinfecta heridas, contribuye a erradicar la caspa… Son muchísimas las ventajas de un baño de mar. Abrir los ojos cuando nos sumergimos en el agua nos permite un lavado ocular que desinfecta y purifica la parte exterior de nuestros ojos, lo que es muy bueno para quien se pasa todo el día ante el ordenador. Conviene no abusar, porqué la sal del mar también puede ocasionar que se sequen en las mucosas. En definitiva, abrir los ojos de vez en cuando al sumergimos y hacerlo en su justa medida es bueno para los ojos.

En las piscinas, la cuestión es diferente. La necesaria presencia del cloro para mantener el agua limpia y protegida, puede, por el contrario, provocar irritación en los ojos, además de la piel. De hecho, si el agua ha sido tratada correctamente, no debería provocar estas molestias, pero la presencia de contaminantes aportados por los mismos bañistas (desde el sudor hasta las cremas que nos protegen del sol) pueden afectar a nuestros ojos. Por eso es importante que, al salir del agua, nos duchemos y frotemos los ojos con agua limpia, para quitar los restos de estos elementos contaminantes. Y por ello también, es importante que en las piscinas utilicemos gafas protectoras que eviten el contacto directo de nuestros ojos con el agua. Evitaremos el enrojecimiento y la irritación de nuestros ojos.