La Visión

Visión y Optometría

La Visión

El 80 por ciento de la información sensorial que llega a cualquier persona lo hace a través de la vista. La visión, pues, debe ser considerada como el sentido más importante. La cantidad de información que nos llega a través de la visión es tan grande, que el sistema visual no está aislado e influye en todo el organismo, tanto desde el punto de vista físico como intelectual (inteligencia, aprendizaje, habilidades…).

Hay que distinguir entre vista y visión. Podemos tener unos ojos sanos, que captan la información luminosa y la convierten en un mensaje bioeléctrico. Eso sería ver bien. Pero la visión es un sistema mucho más complejo, consecuencia del análisis y el procesamiento de la información que el ojo y los otros sentidos envían al cerebro. Además del ojo, el cuerpo humano tiene otras entradas sensoriales, como el equilibrio, o el oído, que también aportan información al sistema visual y contribuyen a tener lo que globalmente consideramos una buena visión. Por lo tanto, una buena visión depende de un buen estado del ojo y de las vías y estructuras cerebrales que utilizamos para procesar la información visual.

La visión, pues, está presente en todo el cerebro, órgano que tiene 35 áreas involucradas, total o parcialmente, en el procesamiento de la información visual. Otro dato: al menos 305 vías corticales (las vías de comunicación cerebrales) están relacionadas con la visión. Hay que tener en cuenta que el 70% de la información sensorial que llega al cerebro es visual. Todo esto significa que para ver bien necesitamos un buen estado del ojo y también de las vías y estructuras cerebrales que utilizamos para procesar la información visual. Por lo tanto, ver bien y no precisar de corrección óptica (no necesitar unas gafas o lentillas) ni padecer cualquier patología en los ojos, no es sinónimo de tener una buena visión.

¿Qué es buena visión?

La optometría, que es la ciencia que trata de la visión, considera que una buena visión la forman tres componentes:

  1. La capacidad para ver el detalle más pequeño (claridad).
  2. La capacidad de leer o de usar los ojos durante largos períodos de tiempo sin fatiga, de tener una buena coordinación ocular (confort).
  3. La habilidad para analizar e interpretar los estímulos visuales (habilidades de procesamiento visual).

Ya he dicho que el sistema visual consta de órganos y funciones que deben trabajar de forma coordinada. La visión es, pues, un proceso neurológico complejo que debe permitir que seamos capaces de identificar, interpretar y comprender lo que vemos. Esto significa que los ojos deben estar perfectamente ajustados para obtener y enviar imágenes nítidas al cerebro y, de este modo, desarrollar plenamente las diferentes habilidades visuales: agudeza visual, movilidad ocular, cambio de distancia focal, la binocularidad (el uso adecuado de los dos ojos que permite la percepción de la profundidad), visión periférica, habilidades de percepción visual como es el caso de la memoria visual…

Podemos diferenciar lo que son problemas de origen refractivo (miopía, hipermetropía, astigmatismo…), que no nos permiten ver bien y que pueden compensarse con una corrección óptica, de los problemas de procesamiento de la información visual que pueden impedirnos tener una visión correcta.

Podemos estar ante un error refractivo, una ametropatía. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que tenemos dos ojos situados en un mismo plano, lo que nos permite la visión binocular, que es la que explica que podamos ver de forma estereoscópica, que podamos ver en tres dimensiones y, de este modo, calcular distancias. Un problema de visión binocular puede causar, por ejemplo, estrabismo u ojo vago, entre otros que cito en otro apartado. En este sentido, se produce la paradoja que la mayoría de problemas de visión se dan en personas que tienen los ojos sanos.

El Oftalmólogo y el Optometrista

Los oftalmólogos son médicos que tratan la estructura del ojo y las patologías que puedan existir. Los optometristas comportamentales cuidamos de la visión y de su procesamiento desde la retina hasta el córtex cerebral.

Cuando las habilidades visuales no se han desarrollado correctamente, nos podemos encontrar frente a un problema de eficacia visual, como el no poder mantener durante mucho tiempo el esfuerzo visual. También pueden aparacer problemas de aprendizaje relacionados con las habilidades visuales, lo que impide a un niño desarrollar completamente todo su potencial.

Lo que hace el optometrista comportamental es tratar este tipo de problemas, de forma que cada persona pueda trabajar a su máximo potencial.

Problemas del aprendizaje relacionados con la visión

Un niño o niña puede sufrir algunos de estos síntomas:

  • Parece inteligente, pero tiene dificultades para leer.
  • Se cansa con rapidez cuando lee. No tiene paciencia, se frustra…
  • Es incapaz de estarse quieto, no aguanta mucho tiempo haciendo una tarea.
  • Desordena o invierte palabras, letras o números.
  • Lee siguiendo la línea del texto con el dedo.
  • Sufre dolores de cabeza o picores en los ojos al leer.
  • Acerca mucho la cara (los ojos) al libro.
  • Confunde letras, como la “b” y la “d”, o la “p” y la “q”.
  • Ve borroso o doble al leer o escribir.
  • Mueve la cabeza al leer en lugar de mover los ojos.
  • Tiene dificultad para recordar palabras y su ortografía.
  • Al leer se pierde, se salta líneas enteras, o palabras.
  • Lee, pero no comprende el texto. No sabe contar lo que acaba de leer.
  • Tiene dificultades al copiar algo de un libro, o de la pizarra en el colegio.
  • Las acciones de tutoría o los medicamentos no han tenido éxito en la mejora de su rendimiento.
  • Le dicen que padece dificultades de aprendizaje, o dislexia, o TDAH…

En estos casos, podemos encontrarnos ante un problema con la convergencia visual, o con algún otro problema de percepción visual que influye en el aprendizaje. A menudo, el niño o niña pueden haber sido diagnosticados de forma errónea.

La Optometría Comportamental actúa ante estos casos con programas personalizados e individualizados que permiten corregir los defectos visuales que provocan los síntomas citados, entre otros. Trabajamos a partir de un examen optométrico, a partir del cual se diagnostica el problema y se diseña la terapia visual adecuada para el caso.