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Educar el movimiento para prevenir la disgrafía

Desarrollar la motricidad fina, favorecer la coordinación de los movimientos, mejorar la percepción del espacio. Estos son algunos de los objetivos que apunta la educación grafomotora desde la infancia, que también es fundamental para el aprendizaje de la escritura manual.

Aprender a escribir, pero también a prevenir y recuperar cualquier dificultad grafomotora, puede verse facilitado por actividades preparatorias que, desde el jardín de infancia, permiten al niño adquirir gestos ágiles y funcionales para la actividad de escritura, así como familiarizarse con las formas gráficas similar a los caracteres del alfabeto.

Todo el cuerpo escribe

No escribes solo con tus manos. Otras partes del cuerpo también están involucradas en esta actividad, en particular el hombro, el antebrazo y la muñeca, que deberán adquirir fluidez y reforzarse para reducir la dificultad de escritura y hacer que el gesto sea más fluido y coordinado. Es bueno que los ejercicios de movimiento se propongan a los niños en forma de juego, posiblemente con la ayuda de bases musicales o instrumentos que escaneen el ritmo (metrónomo, panderetas y otros instrumentos de percusión), pero también puede ser bueno aplaudir. o golpear con un lápiz sobre el mostrador, a tiempo o contar en voz alta. De esta forma, además de hacer los ejercicios más agradables y lúdicos, el niño también se acostumbrará a escuchar el ritmo, mejorará su percepción del tiempo y la coordinación de los gestos.

Los ejercicios correctos

La actividad motora que se le ofrecerá al niño inicialmente implica una fase de relajación, basada en la respiración y la percepción del flujo de aire fresco que lentamente, a través de la nariz, se expande hacia los pulmones y luego se exhala, más caliente, a través del la boca. Este ejercicio es útil para mejorar la concentración en el niño, acostumbrándolo a escuchar su cuerpo y acercándolo a la idea del ritmo natural; un concepto, el último, que se encontrará en el flujo de rasgos gráficos ascendentes y descendentes de la escritura manual, especialmente en cursiva.

La respiración seguirá ejercicios de disociación motora de las extremidades, útiles para hacer las articulaciones más flexibles y más elásticas de las estructuras musculares. Alternar los movimientos de rotación o contracción y contracción de los hombros (a menudo rígidos durante la escritura en el caso de la postura y las presiones incorrectas), así como los movimientos de flexión y rotación de los brazos y las muñecas son muy útiles. Finalmente, es posible proponer ejercicios de habilidades motrices finas, es decir con los dedos, que facilitan el correcto agarre del instrumento y, posteriormente, la adquisición de la fluidez y velocidad del gesto gráfico.

El “movimiento del pajarito” (la punta del pulgar toca, de uno en uno, la punta de los otros dedos, tal vez acompañado de la recitación de una canción infantil), el “movimiento del gato” (flexionar y estirar los dedos de las manos sólo al nivel de las falanges, como si se quisiera rascar una superficie) o imitar el gesto de tocar el piano, así como ensanchar y apretar los dedos, mantener la palma de la mano abierta, girar algunas bolas en la palma de la mano, son buenos ejemplos.

Posteriormente, será posible proponer actividades de percepción espacial a través de macrografía y pictografía.

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