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La complejidad del aprendizaje de la lectoescritura

Esquema lecto-escritura

Aprender a leer y a escribir exige a nuestros sentidos un importante esfuerzo de coordinación, de modo que, si alguno de ellos falla, el aprendizaje de la lectoescritura está en riesgo.

En el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura intervienen tres sistemas fundamentales del organismo: el visual, el auditivo y el sistema motor. Una equilibrada intervención de los tres sistemas es lo que garantiza el aprendizaje.

Esquema lecto-escritura

Los tres sistemas interactúan entre ellos. Necesitamos unas habilidades visuales y auditivas correctas, para poder decodificar lo que leemos. Las habilidades visuales deben trabajar coordinadas también con las habilidades motoras: debemos tener buenos movimientos oculares para poder leer correctamente, y debemos controlar nuestra orientación espacial. Y una buena combinación entre las habilidades motoras y las de escucha nos permite desarrollar el lenguaje oral.

Imaginemos qué puede ocurrir si observamos en un niño unas correctas habilidades visuales y, en cambio, presenta problemas auditivos. Tendrá dificultades a la hora de entender y, sobre todo, expresar verbalmente lo que lee. Dicho de otro modo: ver bien no garantiza que leamos bien. Intervienen otros factores. Ver bien es una condición necesaria, pero no suficiente.

Es por esta razón que, desde la optometría, que en esencia se ocupa de las habilidades visuales, el procesamiento auditivo y la relación interhemisférica del cerebro, nos preocupamos mucho por los otros factores que intervienen en el aprendizaje y proponemos abordajes multidisciplinares cuando detectamos un problema. 

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