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¿Por qué no puedo ver cine en 3D?

La tecnología de cine en 3 dimensiones ha avanzado mucho. De las gafas con un filtro de color diferente en cada ojo (rojo y azul), se ha pasado a gafas o pantallas polarizadas, que filtran las ondas de luz de modo que puede captarse la profundidad y, por lo tanto, vivir la sensación de las tres dimensiones a pesar de que la pantalla sea plana. Películas como Avatar marcaron un hito en este sentido. Y los televisores más modernos disponen ya de pantallas que no hacen necesario las gafas especiales para ver cine en tres dimensiones.

Sin embargo, no todo el mundo puede “captar” las tres dimensiones de una película. Para poder ver en tres dimensiones, la clave está en la visión binocular, la capacidad de los dos ojos de trabajar de forma coordinada para fusionar en el cerebro las imágenes que le llegan de cada uno de los dos ojos. Éstos captan dos imágenes ligeramente distintas, lo que permite captar un objeto, o una imagen en un plano, desde dos ángulos ligeramente distintos.

Un fácil experimento que podemos realizar para comprobar el funcionamento de nuestro sistema binocular es el de colocar un dedo muy cerca de la nariz, e ir alejándolo poco a poco. Observaremos como, al principio, veremos dos imágenes diferentes del dedo, pero a medida que lo alejamos, los ojos ya pueden converger sobre nuestro dedo y, por lo tanto, generar la sensación de distancia, de profundidad, que es la base de la visión estereoscópica o tridimensional.

El cine 3D bien realizado necesita que la imagen sea grabada con dos cámaras, para provocar la misma acción que realizan nuestros dos ojos. Es cierto que existen técnicas de edición que “separan” una única imagen para dar la sensación tridimensional.

En cualquier caso, está claro que para percibir el efecto tridimensional necesitamos una acción coordinada de nuestros dos ojos. Esto implica que las personas con estrabismo, ambliopía u otras disfunciones que afectan a la binocularidad no pueden percibir las tres dimensiones en el cine. Por lo tanto, si llevamos a un niño a ver una película en tres dimensiones y no reacciona  ante un efecto espectacular de la película, o se marea, podemos llegar a la conclusión que padece de alguna disfunción binocular, aunque sea leve. Esta experiencia nos dará una pista, por lo que es recomendable, cuando lo observemos, que el niño pase una buena revisión optométrica para precisar cuál es el problema. En la mayoría de los casos, la Terapia Visual nos permitirá mejorar la visión binocular y, por lo tanto, ver plenamente en tres dimensiones, lo que hará que mejore en actividades deportivas o en la lectura. Y también en el cine cuando sea el caso.