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La plasticidad cerebral

Cuando escribimos una letra con el teclado del ordenador, esta letra sale en la pantalla porqué en el interior del ordenador está el procesador y el software necesario para que la máquina interprete el impulso que recibe cuando apretamos la tecla y lo transmita a la pantalla. Del mismo modo, cuando nuestro cerebro recibe un estímulo, lo procesa y ordena a nuestro cuerpo y a sus periféricos que hagan la acción necesaria como respuesta al estímulo recibido.
Las entradas de información son los sentidos: la vista, el oído, el tacto, el equilibrio, el olfato… Podemos tener problemas en las entradas de información (en el teclado), podemos tener problemas en el cerebro (el procesador de la información), o en los periféricos (la pantalla). Si algo falla, la respuesta del cuerpo (del ordenador), no será la adecuada. Es por esta razón que los optometristas comportamentales trabajamos tanto sobre las vías de entrada (los ojos) como, sobre todo, sobre el procesamiento de la información visual. Del mismo modo que podemos tener un buen teclado conectado a un mal procesador de nuestro ordenador, podemos tener los ojos sanos y, en cambio, procesar mal la información. Esto explica por qué, a pesar de tener una buena vista, un niño puede tener problemas de lecto-escritura: Algo le falla en el mecanismo de procesamiento de la información visual.

El cerebro es quien procesa toda la información sensorial, quien controla y coordina el movimiento, el comportamiento y las funciones automáticas de nuestro cuerpo. Y el cerebro tiene una característica fascinante: es capaz de cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de su vida, y lo hace como reacción a la diversidad del entorno. Es lo que llamamos plasticidad cerebral. Dicho de otro modo: al cerebro se le puede entrenar, se le puede “trabajar” para solucionar problemas que pueden surgir. La neuroplasticidad está en la base del trabajo que realizamos los optometristas comportamentales. La Terapia Visual no es otra cosa que una serie de ejercicios diseñados para “entrenar” a nuestro cerebro y estimularlo a realizar los cambios necesarios para desbloquear algunos procesos que pueden suponerle a un niño un problema. Con estos ejercicios lo que conseguimos es que el cerebro mejore el procesamiento de la información que le llega, entre la que está la información visual, que supone, en cantidad, la que más recursos ocupa de nuestro cerebro.

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