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Formas de aprender

Niño con el mundo en sus manos

A punto del inicio del curso escolar más incierto, y al margen de las polémicas sobre si las medidas de seguridad para frenar el coronavirus son o no suficientes, creo interesante recordar algo que es la base del aprendizaje académico, tal como lo entendemos hoy.

Quedan lejos en el tiempo los métodos que pretendían que aprendiéramos a base de memorizar, desde la lista de los Reyes Godos (¿alguien la recuerda?) hasta la lista de las provincias, pasando por las tablas de multiplicar… 

Las cosas han cambiado. Como dice el neurocientífico David Bueno, lo importante es estimular, no sobreestimular. Llenar de conocimientos el cerebro de un niño no tiene sentido. Lo que hay que hacer es dotar a los niños de recursos para que puedan explorar y aprender a través de la experiencia. Sobreestimular el cerebro puede producir estrés, que es el enemigo principal del cerebro porqué bloquea la capacidad de aprendizaje y de la gestión emocional.

En un artículo muy interesante de la publicación catalana catorze.cat, Bueno cuenta que “un cerebro estimulado (no sobreestimulado) partirá de más conexiones, lo que incrementará su capacidad de aprendizaje, de establecer relaciones i de ser crítcos”, y añade: “si los ofrecemos objetos para que a través del juego los exploren, cuando se cansen los dejarán y nunca llegarán a la sobreestimulación”.

No se trata de memorizar la lista de los reyes godos. Se trata de ofrecer los recursos para que, cuando haga falta, el estudiante sepa dónde encontrar esta lista. O de encontrar la manera de aprender las tablas de multiplicar jugando, o cantando… Se trata, den definitiva, de motivar con el objetivo de estimular al niño en su justa medida para un aprendizaje eficaz.