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Reflexiones después del V Congreso de SIODEC

Concluido el V Congreso Internacional de SIODEC en Toledo, es momento de comentar algunas conclusiones. La primera es que el Congreso creo que ha servido para constatar que la Optometría Comportamental está viva, muy viva. Lo demuestra la gran cantidad de gente joven que estuvo en el Congreso y que lo vivió con entusiasmo. La segunda, y a partir de las ponencias que se pudieron escuchar, hay que seguir en la línea de formarnos cada vez más como profesionales, y estar al día de todos los avances en tecnología y terapia apoyadas desde la evidencia científica de la neurofunción y plasticidad cerebral.

Existen retos que hay que abordar, y cuando existen retos y un colectivo entusiasta dispuesto a abordarlos, el futuro se presenta esplendoroso.

Siempre me ha interesado mucho el papel de la optometría en un contexto multidisciplinar para abordar temas complejos. El papel de la optometría en el tratamiento del TDAH, es un buen ejemplo. No tenemos todas las soluciones, pero podemos ser parte de ellas. El Congreso ha tenido en cuenta esto y hemos contado con ponencias de médicos, psicólogos, fisioterapeutas… El trabajo en equipo es esencial, en beneficio de los pacientes. Me ha gustado oír a la nueva Junta Directiva de SIODEC que entre sus objetivos está profundizar las relaciones con otras profesiones con las que habitualmente colaboramos, así como sus planes de futuro y próximos objetivos que se han marcado en su hoja de ruta.

Del Congreso me llevo también emociones personales. Además de ser el último congreso organizado bajo mi dirección (¡era la quinta vez!), la Junta Directiva decidió otorgarme el Premio Bob y Linda Sanet, “por su difusión de la Optometría Comportamental y su incondicional labor con SIODEC”, dice la placa que me entregaron. Mis compañeros me dieron una gran sorpresa, y la conspiración que montaron para que no me enterara funcionó. Solo puedo agradecer este reconocimiento de la Junta, y agradecer los muchos comentarios de felicitación que me hicieron compañeros, algunos de los cuales añadieron más emoción al momento que me tocó vivir.

Tengo la sensación de vivir un final de etapa. En los últimos diez años he estado siempre vinculada a la Junta Directiva de SIODEC, y a partir de Toledo toca hacer un paso al lado, convencida que SIODEC está en buenas manos y que la profesión tiene un gran futuro.

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