Lateralidad Cruzada

Terapia Visual

Lateralidad cruzada y desarrollo neurofuncional

La lateralidad es la distribución ordenada de las funciones de los dos hemisferios (derecho e izquierdo) que forman el cerebro. El proceso de la lateralidad es fruto de la evolución y la madurez del sistema nervioso con el objetivo de realizar determinadas funciones con el mínimo consumo de energía. El proceso de lateralización permite, pues, tener unas referencias claras del espacio y de la direccion para procesar los códigos alfanuméricos y, por lo tanto, tener un nivel adecuado en lecto-escritura.

El cuerpo humano tiene partes anatómicas pares y simétricas. Esta circunstancia se da también en el cerebro, ya que se divide en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. El hecho de tener dos lados no evita que se utilice preferentemente una de estas partes en detrimento de la otra. Robert Rigal definió la lateralidad como la dominancia de una de las dos partes simétricas del cuerpo en el uso de las manos, los pies, la visión y el oído.

Desde el nacimiento y durante los primeros años, el niño, gracias al desarrollo motor que empieza con el arrastre y continúa con el gateo, debe aprender a integrar la función de los dos hemisferios cerebrales a través del cuerpo calloso, que es la estructura que conecta los dos hemisferios. Esto le va a permitir orientarse en el espacio y en la dirección, condición indispensable para el aprendizaje de la lecto-escritura. En una primera etapa, la activación de la lateralidad es alternante. En relación a la visión, esta etapa es monocular alterna. El desarrollo durante los primeros años de vida es crucial para el buen desarrollo del sistema nervioso, de la lateralidad y de la visión.

Podemos observar, durante el desarrollo del niño, como las diferentes etapas motoras y visuales discurren y maduran paralelamente. Si en el aspecto motor vemos como el niño empieza a arrastrarse, después a gatear y finalmente empieza a andar, lo que se observa es como va pasando de la etapa monolateral, a la bilateral, hasta completar el proceso de la lateralidad y la deficinición de la preferencia manual (diestro o zuro). Desde el punto de vista visual, el niño pasa por la etapa monocular a la binocular hasta establecer el predominio visual.

Del trabajo coordinado de los dos hemisferios, cada uno con sus funciones, dependen muchos fenómenos relacionados con el aprendizaje escolar.

Así pues, la lateralidad se va desarrollando durante la etapa de crecimiento de los niños. También en la visión. Algunas anomalías en este proceso de lateralización pueden provocar síntomas en el niño, como la aparición de problemas relacionados con el espacio y el tiempo, actitudes de inseguridad o problemas psicomotrices que generan irritabilidad y problemas de relación con el entorno social o de equilibrio emocional.

Para un correcto diagnóstico de lateralidad, es preciso evaluar todas las etapas pre-laterales del niño: hay que hacer una evaluación optométrica completa de las habilidades visuales y de procesamiento, una evaluación del predominio manual, visual, auditivo y podal, y evaluar la integración visual con las distintas modalidades. En este vídeo destacamos la importancia de una buena exploración y diagnóstico de los trastornos de la lateralidad

En este otro vídeo, ofrecemos un ejemplo de un fácil ejercicio que nos permite llegar a conclusiones sobre el diagnóstico de posibles trastornos de lateralidad

En cuestiones de aprendizaje, se dan casos de lentitud en la velocidad lectora, falta de comprensión lectora, confusiones entre la derecha y la izquierda (problemas espaciales), dislexias, disgrafías…

Estos son algunos de los principales signos y síntomas que aparecen cuando existe algún problema relacionado con el desarrollo y la lateralidad:

  • El niño parece inteligente, pero tiene dificultades para leer.
  • Se cansa con rapidez cuando lee. No tiene paciencia, se frustra…
  • Es incapaz de estarse quieto, no aguanta mucho tiempo realizando una tarea.
  • Desordena o invierte palabras, letras o números.
  • Lee siguiendo la línea del texto con el dedo.
  • Sufre dolores de cabeza o picores en los ojos al leer.
  • Acerca mucho la cara (los ojos) al libro.
  • Confunde letras, como la “b” y la “d”, o la “p” y la “q”.
  • Ve borroso o doble al leer o escribir.
  • Mueve la cabeza al leer en lugar de mover los ojos.
  • Tiene dificultad para recordar las palabras y su ortografía.
  • Al leer, se pierde, se salta líneas enteras o palabras.
  • Lee, pero no comprende el texto. No sabe contar lo que acaba de leer.
  • Tiene dificultades al copiar algo de un libro, o de la pizarra en el colegio.
  • Las acciones de tutoría o los medicamentos no han tenido éxito en la mejora de su rendimiento.
  • Le dicen que padece dificultades de aprendizaje, dislexia, o TDAH…

En estos casos, es evidente que podemos encontrarnos ante un problema de convergencia visual, o con algún otro problema de percepción visual que influye en el aprendizaje. A menudo, el niño o niña pueden haber sido diagnosticados de forma errónea.

La Optometría Comportamental actúa en estos casos con programas personalizados e individuales que permiten corregir los defectos visuales que generan los síntomas citados. Habréis observado que algunos de los signos y síntomas citados en este apartado coinciden con los citados cuando hemos hablado de disfunciones visuales. Un completo examen optométrico sirve para precisar cuál es la anomalía que presenta cada paciente.

Una vez determinadas las causas y diagnosticado el problema, se diseña la terapia específica que ayuda a poner en orden las dos partes del cerebro, de modo que éste pueda procesar mucho mejor la información que le llega.

Sobre lateralidad, os invitamos a leer la entrevista que publicamos en esta misma página web al médico especialista en desarrollo infantil Jordi CatalánLeer la entrevista